Quiero compartir con todos vosotros un artículo que escribí
en Septiembre del pasado año 2011, tras la decisión del Concejal de Educación y
Cultura, Antonio Ortigosa de reestructurar los talleres que se impartían hasta
ese momento en la Casa
de la Cultura
de Maracena, y que supuso la eliminación del taller de encaje de bolillos, y la
desvinculación laboral de las monitoras de bordado y corte y confección.
Las palabras pueden matar
o hacer reír
o hacer pensar
construimos el mundo a través de las palabras
A PROPÓSITO DE LA CULTURA
Desde una definición consensuada
y académica la cultura es el principio organizador de la experiencia, esto es,
nuestro sentido práctico de la vida.
La cultura alberga en sí microculturas
que definen el espacio social en que cada una de éstas se insertan. Así lo popular
deviene en Cultura Popular, como oposición a un criterio de Alta Cultura, sólo
asequible a ciertas capas de población que acceden, en su mayor parte, a una
educación superior. Sin embargo, como las clases existen y cada una intenta
imponer su hegemonía, la Cultura Popular ,
es vista, no como elemento de cohesión sino como algo a superar.
Es la Cultura Popular , con sus
tradiciones, la que da sentido al presente, actualiza lo que fuimos y nos
trasmite lo que hemos sido capaces de hacer, es decir, vamos “aprovechando” el
conocimiento.
Cualquier construcción que se
realice en el ámbito cultural, debe partir desde esta cultura consolidada; tan
consolidada que se corre el riesgo de no advertirla, y de este modo confundirla
con un fenómeno secundario (cuando no antiguo), que debe superarse para dar
paso a otras instancias supuestamente más ligadas al progreso. Debemos aprender
inglés, manejar las redes sociales… etc.
En materia cultural, todo aquello
que tienda a marginar legítimas expresiones (bordado, encaje de bolillos, corte
y confección…,) y aspire a IMPONER criterios innovadores como superadores de
nuestras tradiciones, simplemente las desprecian.
La cultura es un bien preciado y
apreciado para las personas de todas las edades y los políticos tienen la
obligación de permitir el acceso a la cultura a todos/as los que la soliciten en
un espacio de encuentro (Casa de la
Cultura ) que es de todos/as.
Susana Martínez García